miércoles, 9 de mayo de 2012


GRABADOS A FUEGO

Tenía un recuerdo difuso de sus recreos en el patio del colegio,
pero grabado a fuego que nunca perteneció a ningún grupo.

Lágrimas con sabor a chocolate y rodillas adustas, curtidas.
Estaban en el punto de mira aunque nadie les miraba.

Tenían todavía un billete de tren sin usar,
la idea era peregrina, pero no descabellada, por eso quiso probar.

Sostuvo en brazos lo que un día fue su grabado y se sumergió en lo más hondo,
ahora ya sin falsos escrúpulos,
sin tapujos.

Se lo llevó, todavía no sabía cómo pero ocurrió.
Se quedó grabado a fuego.
Nunca lo había vivido así. Todavía se sorprende.
Siempre pensó que aquéllo no sería nunca para ella.

El tren partió, se quiso subir, no pudo.
Lágrimas de hiel, rodillas sedosas, delicadas.
Ahora todos la miran, pero ya no la apuntan.
Sólo es un grabado.

Descabellada sensatez en el recreo del patio del colegio.

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