miércoles, 9 de enero de 2013

SIN COMENTARIOS

El silencio es una de las sustancias más tóxicas existentes hoy en el mundo.
Lo que lo hace especialmente peligroso es que, tal como ocurre también con los elementos radiactivos, es un producto invisible, incoloro, inodoro e insípido. Su gran resistencia le hace un producto de múltiple utilidad, estando ampliamente extendido en el ambiente y en los productos de consumo de las sociedades de avanzado desarrollo económico. Se encuentra en casi todas partes. 

 

"El silencio frío y hostil es insoportable y prácticamente venderíamos el alma para no tener que aguantarlo. Cualquier cosa nos parece mejor que el silencio.

Cuanto más pedimos (a los castigadores del silencio) que nos expliquen lo que les pasa, más se contienen y se repliegan, pues les aterroriza enfrentarse a nosotros y a su propia ira. Los castigadores callados se parapetan tras una fachada impenetrable y desvían hacia nosotros la responsabilidad de sus sentimientos.

Cuando alguien nos castiga de esa forma, nos sentimos trastornados.

La cólera de los callados va en aumento, y sabemos
(o no lo sabemos) que somos su blanco
(pero lo somos)

 

Así explica la psicóloga Susan Forward por qué el silencio hostil es una táctica de manipulación. Sobre todo, en una discusión, es la manera más fácil de que un conflicto NO se resuelva nunca. Si yo me cabreo con alguien porque ha llegado tarde y le digo " Joder, cabrón, sabes que me molesta esperar", me estoy pasando, estoy insultando, pero al menos estoy diciendo lo que pasa. Si él llega tarde y yo le castigo con mi cólera fría, estoy impidiendo que el conflicto se resuelva. Y si él , en lugar de decir: " Vale, tía, tranquilízate, que tampoco es para tanto, no me llames cabrón por eso". Venga, te invito a unas cañas para ver si se te pasa un poco el cabreo. Pero no me llames cabrón más, que es un insulto, anda bonita", me mira con cara de perdonarme la vida y ya solo me dirige monosílabos en el resto de la tarde, está impidiendo que el conflicto se resuelva y ya, de paso, transfiriéndome a mí su culpabilidad, y castigándome por haberme quejado. Si llega a disculparse y defenderse asertivamente, lo probable es que yo hubiese dicho: " Vale, es verdad, joé, me he pasado, pero hasta que no pagues 5 cañas no se me pasa, jajajaja !"


 
El silencio hostil una táctica de manipulación muy común, y enormemente cruel.
Lo peor es que socialmente está más aceptada que el exabrupto y la queja,
que en realidad, sabiéndolos llevar, son más sanos. 

1 comentario:

  1. El silencio concertado es un placer como pocos y me encanta porque te sirve para analizar (y a veces hasta concluir) cuanto de común tienes con la persona que te acompaña.
    El silencio como respuesta a eso que estás esperando, sin duda es una tortura que no recomiendo a nadie, y más si eres alguien racional al que le gustan las explicaciones...
    Me ha gustado toparme con tus reflexiones.

    Beso

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